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/ El Libro del Viento /
Libertad, curiosidad, flexibilidad. El aire es el único elemento que no tiene fronteras, al igual que la creatividad humana. Junto al comer y abrigarnos, quizá nuestro acto más antiguo sea el de imaginar. Pero no solo eso: el aire es también un medio para transmitir conocimiento. Muchas de las comunidades que se retratan en las crónicas de este libro se encuentran ubicadas en las alturas del Perú, en lugares donde la tradición oral —y los sueños—, precisamente, abundan.

Verdadero calor de hogar

Justo Abiega emprende el ascenso, sobre escalones formados por piedras y tierra. A medida que sube, empieza a narrar su antigua vida. Cruza una madera colocada a modo de puente e ingresa a la que fue su segunda casa: señala…

El encuentro entre el saber y el sabor

Es una fascinación mutua. Francesco de Sanctis, el audaz chef de 24 años, conversa con Victoriano Fernández, el enérgico e inagotable productor huanuqueño, de 57 años; bajo la apetencia del asombro. Un cálido Victoriano le ofrece la papa nativa pucca…

Un respiro para el aire

Lima tose. O mejor dicho, se ahoga, como si se hubiera tragado una enorme nube de polvo densa, sucia y oscura. Nuestra ciudad no respira, se asfixia, y en ella mueren cada año más de 15 mil personas debido a…

Promotor en onda

Aún no amanece cuando la voz de Julio Heraclio Flores, de 47 años, se escucha en un puñado de comunidades de la cuenca alta del río Vilcabamba. Es la magia de la radio municipal que acompaña a los campesinos todos…

El hombre que mira al cielo

Silverio Choquenaira mira al cielo

El hombre que mira al cielo sale de su casa y mira al cielo. Si el viento viene del oeste, y las nubes se ven negrizas, se dice, lloverá. Si viene del sur, quizá hiele. Se persigna, y se despide…