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A mediados de los 90, Alicorp participaba activamente en la compra de trigo producido en los valles de Majes; sin embargo, la calidad de estos trigos harineros, destinados principalmente para el consumo local, no era muy buena. Para los agricultores la situación tampoco era la mejor, dado que las semillas que utilizaban tenían bajos rendimientos y la rentabilidad era mínima.
Fue en 1993 que Alicorp comenzó a analizar la posibilidad de mejorar los estándares del trigo nacional y beneficiar a los agricultores peruanos. Al año siguiente, luego de numerosas pruebas, un grupo de ingenieros de la planta de Arequipa detectó que el Trigo Durum era una excelente alternativa para lograr esta meta, puesto que podía brindar mejores niveles de rentabilidad para los agricultores. Esta variedad de trigo ofrecía mayor rendimiento que los trigos harineros que se solían sembrar en la zona.
Durante dos años, se hicieron pruebas en las cuales se sembraba la planta, se medía su altura, el tamaño de la espiga y la cantidad de granos. Pero no solo eso, también se tenía en cuenta la resistencia a enfermedades para luego definir cuáles eran las mejores semillas. Luego vino la ayuda de los especialistas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) de México para continuar con los ensayos de adaptación de semillas. El objetivo era buscar variedades que se adecúen al contexto arequipeño y que, a su vez, proporcionen trigo de buena calidad para la elaboración de fideos.
En mayo de 1996, el equipo inició un programa de experimentación y producción de trigo Ambar Durum. Tres años después, se seleccionan las variedades de alto valor. En 1999, Alicorp se contactó con la productora de semillas World Wide Wheat (WWW) de Arizona, Estados Unidos, para iniciar un plan de adaptación. Es a partir de allí que se inicia un trabajo con los agricultores de la zona y, luego de 11 años, se tienen nueve variedades sembradas en el valle de Majes, Tambo, Camaná y Ocoña con óptimos resultados. Basta decir que la última cosecha, en el 2007, benefició a 247 agricultores que obtuvieron un mejor precio por su producto. Estos productores, además, son capacitados y cuentan con una mejor calidad en semillas que les permiten obtener una mejor rentabilidad.
Consolidada esta etapa, el siguiente paso se dio en el 2004. Es en esta época cuando Alicorp se asocia con la ONG Prisma para expandir el proyecto. Ambas instituciones buscaban mejorar las cosechas de los pequeños agricultores de las zonas altoandinas que pertenecen a la población más vulnerable de estas regiones. El proyecto llegó a los valles de Apurímac, Áncash, Ayacucho, Cusco y Cajamarca, donde se sembraban trigo harinero y otros productos de panllevar cuyo fin era la subsistencia. Ellos carecían de un enfoque de mercado, por lo que sus cultivos ya no resultaban rentables.
La expansión de este programa no responde únicamente a un interés comercial, sino que busca promover cadenas productivas rentables con el mayor valor agregado posible. De esta manera se puede generar un impacto positivo en el empleo rural, además de proporcionar un apoyo importante a los pequeños agricultores para que puedan mejorar su calidad de vida y aspirar a un futuro mejor.
Como resultado del desarrollo de este programa y el trabajo conjunto de Alicorp y PRISMA, se está consiguiendo un desarrollo de las zonas rurales de la mano de los agricultores. Se ha brindado una alternativa de siembra rentable, que va desde el abastecimiento permanente de semillas de óptima calidad, hasta la compra segura del 100% de las cosechas por las empresas locales. ■
El texto –con fotografías de Paúl Vallejos– forma parte de la publicación Responsabilidad Social Empresarial del Grupo Romero. Fue presentada en el 2008.