La fortaleza del t’asta

Estudia Ingeniería Informática y de Sistemas en Abancay, en la Universidad Nacional Micaela Bastidas (UNAMBA). Pero los números no le hacen olvidarse de las letras. A Claudio Omar Hurtado, de 25 años, le gusta escribir tanto prosa como poesía. Por eso no dudó en plasmar en una contribución para el GEO Juvenil Apurímac la conmovedora historia de Elmer, un campesino de Colca (provincia de Aymaraes), su comunidad, y la lucha por proteger su t’asta, el árbol que arropó su chacra hasta que el progreso y una carretera se lo llevaron por delante.

“Un triste relato que nos recuerda el profundo amor que algunas personas aún sentimos por la naturaleza. Y no quería que quedara en el olvido”, afirma este joven de familia de agricultores y ganaderos, que pasó su infancia entre los múltiples andenes que dibujan las laderas de esta localidad andina.

El cuento es su particular homenaje a esta especie casi sagrada para los campesinos, conocedores de los múltiples servicios que les proporciona. El árbol, que crece al filo de las parcelas de cultivo, ofrece generoso la leña con la que se cocina en los hogares; y sus vastas ramas, que se extienden hacia el cielo como si de la palma de una mano abierta se tratase, aíslan del sol y de la lluvia a quien se protege bajo ellas. “El t’asta te cuida. Por eso me gusta tanto”, explica.

Omar se confiesa un enamorado del planeta y considera una obligación de los jóvenes de Colca que tienen la oportunidad de estudiar en la ciudad una carrera, regresar a la comunidad para compartir sus conocimientos. Por eso junto a medio centenar de universitarios más, todos oriundos de este pequeño pueblo andino de apenas 500 habitantes, el estudiante acaba de crear la Asociación “Jóvenes Impulsores para el Desarrollo Social de Colca – Apurímac”, con sede en Abancay, un espacio de debate en el que esperan dar soluciones a todos los problemas que afectan a la localidad, que no son pocos.

“Estamos muy pendientes de la actividad minera en la zona, porque con ella es que han llegado todos nuestros contratiempos. Ahora estamos en juicio por discrepancias limítrofes con Pampamarca, algo que antes no existía. Y tenemos mucho miedo de que contaminen nuestra agua”, asegura Omar. El compromiso de los estudiantes con el desarrollo de su población es tan fuerte que todos regresan a Colca cuando se organizan para hacer trabajos comunitarios o hay que reunir el ganado de las punas. “Es importante que salgamos a estudiar, para que no nos engañen. Pero lo es más que todos regresemos para compartir ese conocimiento y contribuir con nuestra vitalidad a todas las actividades de la comunidad”, acota.

Colca forma parte importante del diagnóstico de GEO Juvenil Apurímac gracias al esfuerzo de este futuro ingeniero, que replicó en su comunidad el Taller en el que él mismo participó en Abancay con su historia del t’asta, con un resultado más que satisfactorio. Un total de 31 alumnos de 4º y 5º de Educación Secundaria de esta comunidad y la vecina Caraybamba presentaron sus propuestas para proteger los recursos naturales de la zona.

“Fue una experiencia realmente buena. Era lo que tenía que hacer y lo hice. La enseñanza forma parte del ciclo de la vida. El más mayor enseña al más pequeño y así sucesivamente. Es como el árbol de mi amigo Elmer. Le arrancaron de raíz, aunque su legado no termina aquí porque ya esparció sus semillas. Y éstas fueron transportadas por el viento a todos los rincones del valle, donde crecerán nuevos árboles, si es que los hombres dejamos que lo hagan. Ahora debemos velar porque así sea. Es nuestra responsabilidad”, afirma Omar. Nuevas raíces en lugares distantes y diversos. Es la fortaleza del t’asta. ■


Un texto escrito por Xabier Díaz de Cerio, con fotografías de Omar Lucas, que forma parte del libro Geo Juvenil Apurímac. Fue publicado por el MINAM en el año 2015.

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Redaccion Apacheta

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