El renacer del bosque seco

Emilio Ruiz, de 45 años, pedalea en su bicicleta desde la comunidad 31 de octubre hasta el vivero de Macacará, en Piura. Allí trabajan él y su hermano Roso, de 48. Hoy no es su turno.

Cuando llega a las siete de la mañana se encuentra, como siempre, con un largo e impecable cerco de carrizo, y con cuatro algarrobos grandes en la entrada; dos afuera, y dos adentro, uno con un nido de soqueco, y otro de soña.

Al otro lado del cerco le esperan seis mil plantones dispuestos con un orden geométrico, y sus otros dos compañeros: Carlos Quevedo, de 60 años, y Rómulo Coronado, de 76, ambos comuneros de Macacará.

Juntos podan, cavan, riegan, persiguen lagartijas del desierto para que no se coman los retoños, y después trasplantan, riegan, y engríen los árboles en el bosque seco que ellos cuatro consiguen que se regenere, allá arriba, sobre la duna. ■


Un texto de Raúl M. Riebenbauer –con fotografías de Antonio Escalante– que forma parte del libro Lecciones de la tierra. Fue publicada por el MINAM y la COSUDE en agosto del 2015.

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Redaccion Apacheta

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