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Los cuatro elementos
HISTORIAS DE AGUA
La relación del hombre con el agua ha marcado el grado de desarrollo de las culturas a lo largo de la historia. Y quizá aún más en nuestro país, en donde los antiguos peruanos no solo veneraban el agua en sus diferentes formas, sino que supieron utilizarla, con respeto y pleitesía, al servicio de su desarrollo y bienestar. Hoy, en pleno siglo XXI, en la era del calentamiento global, el agua no solo continúa siendo protagonista de la calidad de vida de las personas, sino que el mundo entero enfrenta desde hace varias décadas los problemas de su escasez.
Pero el agua es el elemento que mejor fluye y se adapta, así como cientos de comunidades están adaptándose y haciendo frente al cambio climático a partir de técnicas modernas o incluso costumbres ancestrales. Las historias que aparecen en este libro están relacionadas con la siembra y cosecha de agua, la gestión de los recursos hídricos o las fiestas y los rituales en torno a ella. Son crónicas que retratan lugares de la costa, sierra y selva del Perú, paraíso hídrico único en el planeta.
Historias de Tierra
La Pachamama —la Madre Tierra— está presente en el imaginario de los pueblos andinos desde que se despiertan hasta que se acuestan. En su interior es donde se produce la gran transformación de la vida: la germinación de las semillas. Ésta es una madre a la que se le pide permiso para sembrar, se le agradece la abundancia de cosechas y se celebra en un territorio muy generoso, pero que muchas veces también es imprevisible y difícil de domesticar. La tierra, no cabe duda, es el elemento de la fuerza y de la resistencia.
En muchas comunidades del Perú, la vida gira en torno a la Pachamama, y por ello la relación con ella es clave para entender las dichas y desdichas de los protagonistas que aparecen en las historias de este libro. Pobladores cuya cosmovisión del mundo los ha convertido en los primeros abanderados de la lucha global contra el cambio climático. Una lucha que afrontan con firmeza y tenacidad, tal como es la Pachamama.
HISTORIAS DE FUEGO
El mejor lugar para contar una historia es alrededor de una hoguera. El fuego es energía pura, es luz, es vida, y sobre todo pasión. El fuego es el elemento natural que más nos seduce en esa etapa de la vida en la que todo nos seduce: la niñez. Y el único que, ya de grandes, nos puede hacer sentir frágiles y vulnerables. Sí, el fuego significa poder, fortaleza, pero también peligro: nos ilumina y nos brinda calor, y a la vez nos puede quemar.
Por todo esto el fuego continuará siendo el elemento que más atracción provoca en nosotros. Y porque siempre lo asociaremos con la exaltación y el ímpetu que brotan de nuestro interior para lograr lo que nos proponemos. Esa misma pasión que muestran los protagonistas de estas historias, los cuales han buscado darle un giro a sus vidas, gracias al fuego interno de sus propios anhelos y de una acción climática decidida. El fuego nunca está estático.
Historias de Aire
Hacer volar nuestra imaginación, junto con comer y abrigarnos, quizá sea el acto más antiguo de la Humanidad. El aire connota libertad, curiosidad, flexibilidad, y es el único elemento natural que no tiene límites ni fronteras, al igual que nuestra creatividad. Soñar es volar y crear es flotar. Pero no solo eso: el aire es también un medio para transmitir conocimiento.
¿Cómo no pensar, por ejemplo, en la tradición oral de las diferentes culturas andinas? Sus saberes ancestrales se han mantenido vivos, generación tras generación, sin necesidad de ser escritos. La vida se recrea en cada palabra dicha, en la realización de cada gesto simbólico, íntimo o social.