Saberes peruanos que sostienen al mundo

La exposición «Saber es Recordar» está concebida como un homenaje al libro Abecedario Climático Peruano, y pone de relieve el poder de las palabras para transmitir conocimientos, generar identidad y pertenencia. A la vez, fomenta un diálogo constructivo que nos permite asumir los retos locales e impulsar nuestras oportunidades globales frente a la emergencia climática.

Su curadora Angelina Ferrero plantea, a través de microclimas, una estructura modular de espacios diferenciados que combinan clima y cultura mediante una multiplicidad de lenguajes y formatos que generan preguntas; algunas de ellas incómodas. Para la muestra, Ferrero ha seleccionado palabras del Abecedario climático peruano –«Liderazgo», «Danza», «Ofrenda», «Cambio climático», «Reciclaje», entre otras– que funcionan a modo de ventana infinita, regalo, llamada de alerta y recordatorio de nuestro ingenio como peruanos para enfrentar el reto ambiental. Estas son verdaderas joyas que nos recuerdan la flexibilidad del lenguaje, su capacidad de mutar y proponer una relación abierta, lúdica y, por lo tanto, poética.

En el centro de la exposición late un gran corazón tejido con maestría por la artista Ariana Macedo, quien se ha inspirado en tres poderosas palabras, también presentes en la publicación: «montaña», «mujer» y «maíz». Macedo toma como punto de partida la imagen colonial y sincrética de la Virgen del Cerro (montaña-mujer-pachamama) para invitarnos a pensar en la integración de saberes y creencias. Su propuesta remite a la lucha que sostienen las mujeres en las diferentes regiones del país, a su vínculo con la tierra y con la maternidad. La naturaleza de esta obra, que se abraza, se sostiene y se alimenta a sí misma, nos remite a la montaña, al corazón que late e, incluso, a un fardo funerario precolombino, notable expresión de un pasado milenario. Es también una ofrenda a los ciclos, al cuidado, a la valentía y al trabajo ejecutado con las manos.

Este epicentro vigoroso irradia una energía especial que conecta la obra plástica con otros objetos –retales y páginas – más inmediatos y, a través de ellos, con el resto de espacios de la instalación. En definitiva, esta se convierte en una invitación a viajar y dejarse sorprender por un territorio donde su pasado está presente en su futuro y donde los trajes tradicionales adoptan las formas diferentes del paisaje para demostrarnos la estrecha comunión de sus habitantes con la naturaleza y la sostenibilidad. La muestra propone que recorramos un país, el Perú, donde sus campesinos han inventado la crianza del agua o han domesticado con sabiduría alimentos, como la kiwicha o la papa, que nacieron en el cielo, florecieron en la tierra y ahora conquistan el espacio.

La aventura comienza en un microclima que despliega las distintas piezas del traje de un danzante de tijeras, revelando cómo cada elemento refleja su conexion profunda con la naturaleza.

El segundo microclima propone una lectura nueva del territorio: más directa, menos intelectualizada, y que integra lo cotidiano y lo ritual, la realidad con los sueños. Es el fruto del diálogo y la creatividad comunitaria. Los mapas parlantes y las arpilleras encarnan visiones construidas a fuego lento, donde conviven la fe en los dioses del paisaje y la sabiduría heredada de los ancestros.

El tercer microclima presenta las historias de ocho representantes de nuestra ‘aldea global’, fieles guardianes de las tradiciones y conscientes de la importancia del ‘pensar globalmente, y actuar localmente’. Ruth Buendía, Faustino Blas, Gregoria Cruz o Silverio Choquenaira construyen desde la observación y la autoobservación, y cultivan la paciencia como gran virtud. Ellos saben esperar para obtener los frutos.

El siguiente espacio está protagonizado por ese corazón-montaña-mujer que bombea sabiduría campesina y nativa. Este precede otro microclima donde la curadora nos reta a que apaguemos los dispositivos móviles, levantemos la cabeza y observemos los secretos que nos revela un cielo estrellado. Las palabras, al igual que las estrellas que habitan los atávicos cielos andinos y amazónicos, nos guían frente a la incertidumbre y proporcionan claridad.

El último espacio nos acerca directamente al Abecedario climático peruano, concebido como un artefacto diseñado para detonar nuestra curiosidad. Un tendal con una selección de páginas colgadas nos invita a descubrir otras historias, personas y conocimientos. Está ideado como un espacio colaborativo que convierte la información en experiencias, donde vemos despertar la necesidad del juego y encontramos espacios para aprender, habitar y regresar. Las páginas ofrecen una selección de códigos QR que permiten conectarnos, a través de videos, con nuevos testimonios de protagonistas anóminos que nos muestran su realidad; nuestro país.


Saber es Recordar (SaberEs Recordar) ofrece una versión resignificada y expositiva del Abecedario climático peruano. Sus contenidos son fruto del trabajo de un equipo de periodistas que recorrió 67 000 kilómetros para llegar a 150 lugares remotos de este país. Desde el 2010, hemos entrevistado a más de 600 personas, tomado cerca de 15 000 fotografías y diseñado 4250 páginas.

Sin duda, hemos caminado el Perú, pero lo cierto es que es el Perú el que camina ahora en nosotros.

La muestra está abierta al público desde el 9 de octubre hasta el 25 de noviembre, de lunes a sábados de 9:00 a. m. a 9:00 p. m. en la Sala de Exposiciones del Centro Cultural de la Universidad del Pacífico, en Jr. Sánchez Cerro 2121, Jesús María.

Redaccion Apacheta
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